"Un hermano había renunciado al mundo, distribuyó sus bienes a los pobres, pero se reservó una pequeña parte. Vino el abad Antonio, que había tenido conocimiento de ello y le dijo: «Si quieres hacerte monje, vete a ese pueblo, compra carne, cubre con ella tu cuerpo, y vuelve». El hermano lo hizo así y los perros y los pájaros le desgarraron el cuerpo. De vuelta ante el anciano, éste le preguntó si había hecho lo que le había mandado. Y al mostrarle su cuerpo destrozado, san Antonio le dijo: «Los que renuncian al mundo y quieren tener dinero, cuando los demonios les atacan los despedazan de este modo»"
Juan Manuel Cidrón "contrató" a mi mujer Angelina en los años 80´s para su programa de radio La Escalera Mecánica, entonces una niña que devoraba arroz inflado y desafiaba al oyente medio almeriense con sus arrevolainas patafísicas.Sin ella saberlo, claro; pero a Juanma le gustan las "provocaciones". El tiempo nos hizo reencontrarle, y ofrecerles nuestros trabajos con Sefronia, grupo al que siempre ha apoyado. Se estaba cerrando un ciclo cósmico. Por segunda vez nos encontramos en las puertas del último concierto hispano de King Crimson. Al llegar a Almería nuestro contacto se profundizó. Hablamos de un músico único en la escena hispana, por su particular visión de la música minimalista y la escuela berlinesa, y sus homenajes repetidos al desierto almeriense, en un dilatada carrera, reconocida también fuera de España, en solitario (v.g. su último viaje mágico, "Yaset" ) y en varios grupos (el último: Piel de Canto). Pero lo mejor no es eso: lo mejor es que Juanma es un espíritu tan puro y abierto a la mágia como para desposeer telefono móvil y no inmutarse. Esta es la verdad.
Se acercó al desierto con nosotros, a dialogar con las piedras ocres de la rambla de Lanújar en el atardecer de ayer, una tarde gratificante en conversación verbal primero, sobre las cosmogonías y la magia ritual de la música improvisada-me enumeró un magnifico listado de centros energéticos de la provincia de Almeria, y gentes mágicas de esta tierra. Dos generaciones en similar vibración energética fluyente.
Al anochecer nos situamos frente a la Serrata del Pueblo, un synth Roland, una Les Paul con e-bow, y dos mediadores, pues entonces habló la música: música en complicidad, que brotó en campanas tibetanas, un intenso planeamiento reichiano, momentos amenazantes y otros dulces, para cerrar con un theremín hendrixiano en "trance romántico" sobre hipnóticas bases rileynianas; 2 horas de inolvidable sesión. Nace una amistad y el tiempo se calla. El perro de Ricardo no daba crédito. Puedo decir que hemos aprendido, mejorado como músicos y personas, y que hemos fabricado una hermosa música de modo instantaneo y puro. Esto es tener éxito en la vida...
Por eso sigo creyendo en la magia, y en la memoria cósmica de la primera partícula que fuimos un microsegundo antes del big band-como al final de la noche me dijo mi amigo Juan Manuel.
Gracias...gracias Juan Manuel.
